Isco vuelve a tener la misma sensación que en el arranque de curso. Aunque en las últimas semanas su protagonismo había crecido considerablemente, el malagueño siente que cuando Zinedine Zidane puede contar con todos sus hombres, su sitio está siempre en el banquillo. Así ocurrió en la final del Mundial de Clubes, un choque en el que el técnico francés volvió a confiar en la tripleta conformada por Luka Modric, Casemiro y Toni Kroos.
A finales del pasado mes de noviembre, y justo cuando atravesaba su momento álgido de la campaña, el mediapunta mostraba públicamente su intención de ampliar el contrato que le vincula con la entidad -«Me queda este año y el que viene. Los dos tenemos ganas. Esperemos que se pueda arreglar», indicó-; a día de hoy, el jugador ya no lo ve tan claro y prefiere esperar.
Según cuenta OK Diario, el de Arroyo de la Miel se tomará este proceso con cautela y supeditará su decisión final al papel que le brinde Zizou durante lo que resta de temporada. De hecho, si el galo vuelve a dejarle fuera de sus planes en los choques realmente importantes, se mostrará completamente dispuesto a abandonar el club en verano.
La entidad, como es lógico, también se ha marcado sus plazos. Si Isco no da el visto buen a la oferta de renovación, el mercado estival de 2017 resultará sumamente propicio para estudiar su venta y evitar males mayores derivados de la permanencia de un jugador que no desea estirar su vínculo.