lunes, 7 de julio de 2014

CUANDO EL APLAUSO ES PARA EL ENEMIGO


En esta Copa Mundial de la FIFA™ de remontadas imposibles, ‘cenicientas’ que dan el campanazo y arqueros que roban el protagonismo a los delanteros, una imagen ha dado la vuelta al mundo estos días: la de los brasileños consolando a James Rodríguez.
Cuando el árbitro Carlos Velasco Carballo pitó el final del partido de cuartos de final entre laSeleçao y Colombia, el 10 cafetero se dio cuenta que su sueño, y el de todo un país, acababa de esfumarse. Ni siquiera la mejor actuación individual en lo que llevamos de torneo, con 6 goles y 2 asistencias en 5 partidos, había sido suficiente. Tras la derrota, era la hora de decir adiós.
La tensión acumulada durante tantos días de competición y las emociones vividas pudieron con el joven mediapunta, que comenzó a llorar desconsoladamente sobre el césped del Estadio Castelão de Fortaleza. Y fue entonces cuando se produjo el gesto. El autor del gol de la victoria brasileña, David Luiz, se acercó a James y pidió el aplauso de la grada para el colombiano. Después llegaron Dani Alves y Marcelo, y durante unos minutos, se multiplicaron las muestras de cariño.
Los vencedores dejaron de lado los festejos por unos minutos para consolar y rendir honores a su rival en lo que fue un gran acto de fair play, y la torcida brasileña se sumó al homenaje con una gran ovación.
En un mundo tan competitivo como el del fútbol profesional, no resulta común presenciar acciones como ésta, pero James Rodríguez no ha sido el único jugador en recibir el reconocimiento unánime de sus adversarios y la hinchada rival.

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