martes, 22 de abril de 2014

TEO,"SIEMPRE LE PEDI A DIOS JUGAR EN EL MUNDIAL"


El árbitro pita el final y los hinchas en el Monumental no gritan, rugen. River Plate puede ser campeón por primera vez desde esa herida profunda que significó jugar en segunda división en la temporada 2011-2012. Tras el 1-0 ante Vélez Sarsfield, el goleador del encuentro, clave en las últimas jornadas para que el Millonario sea hoy candidato a cuatro fechas del cierre del torneo Inicial 2014 del fútbol argentino, habla para la televisión.


“Este gol es para mi abuelita que cumple años, sus empanadas me hacen cada día más goleador”. Así es Teófilo Gutiérrez, un niño de 28 años que exhibe, con cuarenta mil personas delirando a su alrededor -y la rodilla inmersa en hielo-, esa frescura inocente de darle a las arepas de su abuela la razón de su talento para el gol.

Días antes, en charla con FIFA.com, Teo había confesado otro motivo para su llamativa empatía con el gol: “La técnica que tengo, la alegría… Es un don que me ha dado Dios. Sé que en cualquier momento puedo ayudar a mi equipo con un gol o con un pase gol y eso genera mucha confianza en mí y en mis compañeros”.

Eso mismo debió ver en 2012 el seleccionador de Colombia, José Pekerman, cuando lo hizo titular en un partido clasificatorio ante Uruguay por delante de Jackson Martínez o Dorlan Pabón. Teo, que siempre lleva una Biblia en su bolso, venía de mostrar su otro costado, el más conflictivo: recién había vuelto a Colombia tras un paso por el fútbol argentino primero ilusionante, finalmente tumultuoso. En Racing Club, donde alternó jornadas memorables con otras más tumultuosas -fue expulsado 4 veces-, cerró su ciclo al mostrar un revolver de juguete en el vestuario tras discutir con un compañero. Desterrado a Lanús, apenas convirtió un gol.

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