martes, 22 de abril de 2014

ABREU FUE SUBIDO POR NUEVA YORK Y EL LUNES YA ESTABA UNIFORMADO, INICIARA COMO BATEADOR EMERGENTE

La camisa número 53 estaba colgada desde el lunes en uno de los casilleros del clubhouse de la derecha del Citi Field, casa de los Mets de Nueva York.
Al comienzo de la tarde llegó al parque el dueño de esa camiseta, Bob Abreu, quien no usaba ese dorsal en su vestimenta desde su última campaña con los Angelinos de Los Ángeles, en 2012, año en el que fue cambiado a los Dodgers.
Este lunes, precisamente, fue cuando los metropolitanos hicieron oficial el movimiento en el que ascendieron al “Comedulce” desde la filial triple A y bajaron a Andrew Brown, para abrirle cupo al criollo de 40 años de edad.
El aragüeño, que no jugó la temporada 2013, fue llamado al equipo grande luego de batear para .395 (38-15), con jonrón, cuatro dobles, nueve remolques y siete anotadas en 15 encuentros con Las Vegas (AAA), donde se desempeñó tras ser dejado en libertad por los Filis, equipo con el que disputó el spring training.
La participación de Dave Hudgens, coach de bateo de los Mets y mánager de los Leones del Caracas, fue fundamental en el regreso de Abreu a Nueva York, ciudad en la que jugó durante tres temporadas, pero con los Yanquis.
“Estuve en Filadelfia durante nueve años, era suficiente”, dijo el guardabosque a Adam Rubin, de ESPN, cuando explicaba por qué en un principio prefirió a los Filis. “Eso fue más o menos lo que sucedió. Ahora estoy aquí con los Mets”, continuó.
Según Abreu, haber jugado la más reciente temporada de la LVBP le sirvió para recuperar de nuevo sus condiciones, ahora, con cuatro décadas encima.
“Trabajé mucho en mi mecánica y mi enfoqué en el plato”, dijo. “Yo vi una gran cantidad de videos para observar lo que estaba haciendo mal. Mi swing es rápido en este momento, especialmente con las pelotas de adentro. Jugar pelota invernal me ayudó mucho para volver a la pista... Yo estaba trabajando duro allí y jugué casi todos los días para mostrar y comprobar que al menos podría recibir otra oportunidad. Eso es lo que siento en este momento”, comentó el patrullero, que arrancó en la banca en el duelo contra los Cardenales el lunes.
El mánager de los neoyorquinos, Terry Collins, fue quien habló del rol que tendrá el criollo, en su campaña número 18 en las mayores. El técnico indicó que lo usará como bateador emergente, pero también le dará el chance de abrir en algunos juegos para que se mantenga a tono; de hecho, es probable que lo anote como su bateador designado en las series interligas que disputen en campos de la Liga Americana. “Con el fin de mantenerse en forma, tiene que conseguir varios turnos al bate”, dijo Collins. “Trataré de escoger algunos días para utilizarlo en el outfield”, agregó.
Las metas
Abreu tiene una nueva oportunidad para seguir aumentando sus números y finalizar su carrera como uno de los bateadores venezolanos más exitosos en MLB.
Todo dependerá de lo oportuno que sea en cada visita al plato.
Entre sus principales objetivos numéricos está el de robar una base más para así llegar a 400 almohadillas estafadas y convertirse en el cuarto pelotero en todas las mayores con 250 o más jonrones, 500 o más dobles y cuatro centenas de robos. Los otros jugadores que alcanzaron dichas cifras son Rickey Henderson, Barry Bonds y Craig Biggio.
Además, necesita anotar cuatro rayitas para así igualar a Omar Vizquel, quien mantiene el liderato de anotadas entre los criollos con 1.445. También debe tomar 44 boletos para escalar hasta la posición número 19 de los toleteros con más pasaportes en las mayores; y con 13 jonrones más llegará a los 300 estacazos, cifra alcanzada solo por dos venezolanos: Andrés Galarraga (399) y Miguel Cabrera (366).

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