lunes, 5 de mayo de 2014

OMAR VIZQUEL,ESTA SATISFECHO CON SU TRABAJO COMO TÉCNICO EN SU PRIMER MES CON DITROIT

Los Tigres de Detroit ganaron el encuentro de la noche anterior con una jugada de sorpresa de su receptor Bryan Holaday, quien tocó la bola en el noveno inning para impulsar la carrera de la diferencia ante los Medias Blancas de Chicago.
A la mañana siguiente Omar Vizquel todavía estaba celebrando la jugada y continuaba bromeando con el propio Holaday.
“Hoy tenemos una sesión especial de toques para ti”, le dijo el venezolano al catcher cuando lo vio pasar.
Vizquel, quien está en su primer año en Grandes Ligas como coach de primera base de los Tigres e instructor de infielders, vive ahora las emociones del juego de una forma distinta, con más excitación, con más angustia.
“Chamo, qué emocionante como ganamos ese juego de anoche. Uno ahora creo que sufre más el juego, porque en la posición en la que uno está no controla nada, todo lo hacen los peloteros. Por eso anoche con ese toque yo estaba halando –imaginariamente– a Holaday desde mi posición en primera para que llegara safe y anotáramos la carrera. Eso fue muy emocionante”, relató el criollo.
Poco a poco Vizquel se ha ido acostumbrado a esos cambios, así como poco a poco su palabra ha comenzado a tener más peso en las decisiones dentro del equipo y lo han dejado, incluso, comandar algunas acciones en los juegos de los Tigres.
–¿Cómo fue el primer mes siendo coach en Grandes Ligas?
–Me ha ido bastante bien, la comunicación que hemos tenido los coaches internamente ha sido muy positiva, nos hemos consultado las cosas que han sucedido y que van a suceder durante esta temporada.
Hemos tenido ese intercambio de ideas que nos ha beneficiado a todos. Hemos podido aprender de cómo se mueven las cosas detrás de las puertas, cómo un mánager puede bajar y subir peloteros, cómo dejar libre a otros.
Eso era algo que nosotros a veces no entendíamos, pero poco a poco lo hemos hecho. En este proceso uno tiene que tomar decisiones y tiene que saber qué es lo que uno tiene y puede hacer.
–¿Qué tan difícil fue y cómo se tomó la decisión de despedir a Álex González?
–Fue bastante difícil, porque una de las personas que lo recomendó para que viniera al equipo fui yo, pero cuando me dijeron que si tenía posibilidades de jugar diariamente en el campocorto tuve un punto de interrogación, porque Álex en sus últimos años no había tenido la facultad de jugar tantos juegos en el campocorto.
Yo lo recomendé más que todo para tenerlo en caso de emergencia o para jugar tercera base, pero ellos se empeñaron en que él tenía que ser el campocorto del equipo, pero en el momento en el que ellos (el equipo) se dieron cuenta de que Álex no tenía la misma flexibilidad, ni las mismas condiciones de años anteriores, ya era un poquito tarde.
Creo que él ya estaba un poquito preparado para esa decisión.
–¿Cuál es el peso de tu palabra en la toma de decisiones?
–Aquí me han oído. Han sido capaces de confiar en lo que uno ve y en lo que uno sabe, especialmente cuando llega el tema de los infielders. Es allí en donde ellos más cosas me preguntan y más confían en mí. Eso, lógicamente, es por todo lo que yo realicé en mi carrera en Grandes Ligas

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